Por primera vez en seis décadas, el Partido Comunista de Cuba no estará liderado por un Castro. El proceso de voto para elegir al sucesor de Castro se producirá a final de los cuatro días de congreso del PCC.
El propio Castro, que en junio cumple 90 años, confirmó este viernes que, tres años después de apartarse de la presidencia de Cuba, también deja la presidencia del PCC (Partido Comunista de Cuba).
Raúl Castro, fue presidente de Cuba durante 12 años entre 2006 y 2018. A su vez, lidera el PCC desde 2011, en reemplazo de su hermano Fidel. Es así como, luego de 60 años, el movimiento por primera vez no estará bajo el mando de los Castro.
“Concluye mi tarea como primer secretario del Comité Central del PCC con la satisfacción de haber cumplido y la confianza en el futuro de la patria, con la meditada convicción de no aceptar propuestas para mantenerme en los órganos superiores de la organización partidistas, en cuyas filas continuaré militando”, dijo el expresidente en un discurso durante el VIII Congreso del PCC.
“Creo fervientemente en la fuerza y el valor del ejemplo y la comprensión de mis compatriotas, y mientras viva estaré listo con el pie en el estribo para defender a la Patria, la Revolución y el socialismo“, fueron las declaraciones de Castro.
El proceso de voto para elegir al sucesor de Castro se producirá a final de los cuatro días de congreso. El VIII Congreso del PCC se celebra a puerta cerrada y es el principal cónclave de los comunistas cubanos.
El titular del partido ya había impulsado reformas. En el año 2016 se estableció el límite de dos mandatos de cinco años para los dirigentes comunistas. También se fijó la edad de 60 años como límite para ingresar al Comité Central del Partido y los 70 años para los cargos de dirección en el PCC.
Como presidente de Cuba, en 2014 y con Barack Obama en la Casa Blanca, Raúl Castro impulsó un histórico proceso de deshielo con Washington. Pero la llegada de Donald Trump a la presidencia estadounidense supuso un nuevo alejamiento. El país del norte suprimió los canales legales de envío de remesas, endureció los requisitos para viajar a la isla, vetó los cruceros, prohibió los vuelos a todos los aeropuertos cubanos excepto el de La Habana y volvió incluir a la isla en su lista de países patrocinadores del terrorismo.