A casi un año de la sentencia de los rugbiers los padres de Fernando temen que la Sala II del Tribunal de Casación Penal bonaerense les reduzca las penas.

La vida de Silvino y de Graciela ya nunca más volverá a ser igual porque un grupo de salvajes hace 4 años les quitó a su tesoro, les mataron a su hijo. Hoy Graciela se encuentra haciendo terapia y el tema se esquiva cuando está con Silvino en la casa, porque Fernando, que era la luz de sus ojos, hoy para ellos se volvió un tema tabú, del que es mejor no hablar para no sangrar. Pero tienen que seguir, por él. Para que se haga justicia y descanse en paz definitivamente.

Fernando Baéz Sosa junto con sus padres Silvino y Graciela, cuando todavía todo era alegría.

El 06 febrero de 2023 el Tribunal Oral en lo Criminal de Dolores había condenado a Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli, Luciano, Lucas y Ciro Pertossi como culpables del asesinato de Fernando Báez Sosa el 18 de enero de 2020 frente a la discoteca Le Brique en Villa Gesell. El delito es el de homicidio doblemente agravado por alevosía. En tanto, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi recibieron penas de 15 años de cárcel como partícipes secundarios del mismo delito.

Para los padres de Fernando y para su abogado, Fernando Burlando, todos merecían perpetua y así se los hizo saber al Tribunal. Luego, Hugo Tomei, el letrado defensor de los rugbiers, presentó una apelación para que se absuelva a los 3 partícipes secundarios y se reduzca la pena a 6 años de los demás condenados. La decisión está en manos de los jueces de la Sala II del Tribunal de Casación Penal bonaerense y estiman que será anunciada entre mayo y junio de este año.

Mientras tanto, los asesinos de Fernando están alojados en la alcaidía de Melchor Romero, en La Plata. Están distribuidos en parejas y en 4 calabozos, separados del resto de los internos. Cumplen una rutina diaria la cual entre otras cosas se trata de limpiar, cocinar, mirar la tele y recibir visitas de sus familiares.

La rutina de Silvino y Graciela, en cambio, se trata de esquivar el dolor diario, de tapar con silencios una herida abierta y de añorar que se abra la puerta de calle y aparezca su hijo con vida. Tarea difícil si las hay. A eso se les agrega el miedo porque los jueces se expidan a favor de los ya condenados y les bajen las penas. Ese mismo miedo tiene Fernando Burlando quien escribió:

Al dolor, la indignación y la angustia que significa ese recuerdo, debemos agregarle algo con lo que no contábamos: el miedo. Nos acorrala ahora el medio que se genera por los rumores que desde hace unas semanas corren en ciertos ambientes judiciales. Es el miedo a la injusticia. El miedo a que la justicia se vea avasallada. El miedo a ver hecha realidad la peor de las pesadillas que significa ver a los asesinos en libertad. 

Hoy se llevó a cabo un homenaje a Fernando en las escalinatas de la Facultad de Derecho de la UBA. Se elevó una oración que abraza el pedido de justicia, que no haya más violencia y que reine la paz. Una paz que aun la memoria de Fernando no logró del todo pero que sus papas no van a descansar hasta conseguir.


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