Cada vez más los solistas, los cantantes líricos y las orquestas sinfónicas tratan de llegar al público juvenil incorporando canciones de moda, tocando con artistas populares o transformando los conciertos en verdaderos shows. Sin embargo, se necesita de mayores espacios de difusión tanto en los ámbitos académicos como en los medios para que esto tenga efecto.
En épocas pre pandemia se podía asistir a conciertos de música académica en muchos de los cuales había poca presencia de adolescentes y jóvenes. Esto se debe (o podría deberse) a distintos factores.
Uno de estos puede ser que no se sientan atraídos por este tipo música, haciéndose eco del prejuicio acerca de que la música académica (lo que usualmente se mal llama música clásica) puede ser aburrida, que no está de moda. Es factible que a quienes les ocurre esto simplemente no conozcan en realidad dicha música.
Otro, deriva de la falta de enseñanza de interpretación musical en las escuelas, es decir, en general no se incentiva el estudio de las biografías de los grandes autores de la música académica de forma tal que se pueda llegar a un acercamiento con respecto a su contexto, sus vidas y qué trataron de expresar o representar con su música, o cómo están estructuradas las distintas obras que han cobrado.
La memorización de fórmulas de escritura y de nombres o hechos descontextualizados, hacen que la habilidad de escuchar y de entender lo que se está oyendo se pierda y que las Sonatas, Sinfonías y los distintos formatos de composición que ha habido (y que siguen empleándose) a través del tiempo parezcan no tener sentido para los neófitos, quienes entonces no logran captar parte de la magia de disfrutar la complejidad estructural que éstas poseen. Como consecuencia, la música barroca, clásica o romántica pasa a ser tan sólo un rótulo vacío, una mezcla, un todo indistinto.
Daniel Barenboim, pianista y director de orquesta, comentó en varias ocasiones ante los medios que: “no hay la más mínima educación musical. Hoy en día se puede ser culto, tener conocimientos de filosofía, literatura o ciencias, sin tener el más mínimo contacto con la música”. Asimismo, afirmó que: “la música le da al ser humano la posibilidad de tener una riqueza emocional que no la puede obtener ni siquiera con la literatura o la pintura, porque le falta el elemento del tiempo. Cuando usted se sienta a escuchar un concierto o un disco, está viviéndolo sólo en ese momento. Todo eso le da a la música una importancia capital, que no está reconocida ni por los políticos ni por quienes se ocupan de la educación. Cuando se den cuenta de esto, la música va a tener una importancia mucho mayor. El estudio de la música es imprescindible para el desarrollo del cerebro de un niño. En ese sentido es muy triste que en los pocos países del mundo donde había un poco más de educación musical no lo hay, sin hablar del hecho de que si seguimos así dentro de 50 años no va a haber vida musical porque ninguno va a tener la necesidad”.
Con el fin de atraer a un mayor auditorio y motivar al público juvenil a que participe de los conciertos, muchos artistas, orquestas e intérpretes, empezaron a transformarlos haciéndolos un poco menos formal.
Por ejemplo, el violinista holandés André Rieu fundó la “Johann Strauss”, una orquesta “divertida”, que como parte de sus shows cuenta con grandes escenografías que recrean los palacios europeos y cuyos integrantes se visten con ropa muy coloridas. Además, hay entradas a caballos entre el público; fuentes en las cuales las agua se mueven al compás de la música; globos y papelitos de colores que caen al escenario, sesiones de humor y hasta fuegos artificiales. De esta manera se han presentado en plazas, parques abiertos, y han llenado estadios de fútbol, tal como lo han hecho muchas veces los Rolling Stone.
En esa misma línea, el pianista chino Lang Lang acompaña sus conciertos de piano con luces de colores y pantallas gigantes que muestran imágenes relacionadas con lo que va tocando. Esta forma de trabajar, no sólo busca ser visualmente más atractiva sino que también da una experiencia más completa para los espectadores que desconocen este tipo de música.
Asimismo, Lang Lang ha invitado a acompañarlo en sus conciertos a otros músicos, tales como Andrea Bocelli, o al grupo de rock Metallica.
Con la doble finalidad de satisfacer a públicos diversos y llegar a más público nuevo, muchas orquestas empezaron acompañar a artistas populares. Este tipo de presentaciones han sido también promovidas desde los gobiernos, quienes han organizado eventos tales como la presentación de “Los Palmeras” junto con la Orquesta Sinfónica de Santa Fe en el Obelisco en el año 2018, actuación que atrajo a miles de personas.
No obstante esto, resulta importante la acción de los medios en la difusión tanto de los eventos como de este tipo de género musical en sí, ya sea difundiéndolos u otorgándoles espacio en los horarios centrales a los cantantes líricos, orquestas e instrumentistas.
Asimismo, es de vital importancia que el Estado desarrolle políticas culturales en ese sentido, tanto dentro como fuera de las instituciones educativas.
De esta manera, los jóvenes irán conociendo eso a lo que llamamos música académica; como consecuencia, podrán resignificarla, apropiársela, romper con los prejuicios y empezar a ir a los conciertos sin temor a ser cuestionados por ellos, masificando esto para que ya no sea un placer exclusivo de quienes ya conocen y/o de quienes estudian este tipo de música, y descubrir que puede ser tan agradable y digno de ser compartido como ir a tomar una cerveza entre amigos, a un recital de cualquier otro tipo de música o al parque.