Con los conciertos para piano y orquesta de Beethoven y Chopin, Horacio Lavandera se presentó en el teatro coliseo junto con la Orquesta clásica Argentina.


Horacio Lavandera, pianista Argentino, radicado en España, se presentó el 23 y 24 de agosto en el teatro Coliseo. Tuve la hermosa oportunidad de poder viajar hasta Buenos Aires para poder disfrutar de este gran pianista que a la cual lo admiro mucho, tanto por su humildad, y su total entrega hacia el piano y la música, no es un camino fácil, pero él lo ha sabido desarrollar muy pero muy bien, y en su larga trayectoria ha podido  recolectar muchos éxitos. La prensa española lo señaló nada más ni nada menos como el Messi del piano.

Todo  comenzó minutos después de las 20:30 hs, con el concierto para piano y Orquesta N°5 en Mi Bemol Mayor,  titulado como “Emperador”. Esta obra la compuso Beethoven en el año 1809 y fue estrenado el 28 de Noviembre de  1811, hay que recordar que en aquella época,  nuestro país estaba naciendo como nación, eran los años de revoluciones.

El sobrenombre de “Emperador” no fue asignado por el propio Beethoven sino por el  editor inglés Johann Cramer.   ​ El concierto dura 40 minutos, y está estructurado en:

I Mov  Allegro (significa que la melodía de este primer movimiento va hacer alegre)

II Mov  Adagio (la melodía del segundo movimiento va hacer más tranquilo)

III Mov Rondó Allegro (La melodía del tercer movimiento va hacer más juguetón y alegre)


Como todos los conciertos para piano de Beethoven, el primer movimiento es particularmente largo, y comienza con un movimiento Allegro donde las primeras notas empiezan con un Forte, esto sirve  para hacerle un llamado al público y evocarlo a la concentración. Realmente Lavandera lo hizo con una gran maestría, respetando muy bien las dinámicas y el carácter que realmente se necesita para interpretar a Beethoven. Además de tocar dirigía la Orquesta Nacional Clásica fundado junto con el Concertino Gustavo Mule y Gustavo Cosentino. Esta orquesta tiene una particularidad, sus miembros pertenecen a distintos elencos de gran prestigio nacional.

El segundo movimiento del concierto lo interpretó con una sensibilidad que arrulla el alma, y evoca los atardeceres, la melodía fue muy fluida llena de pájaros y mariposas, un arrullo constante que balanceaba la melodía hacia la fase más creativa de la tranquilidad, y el tercer Movimiento Rondó Allegro, fue muy festiva y como el primer movimiento, se pudo ver realmente la velocidad, la ligereza, y la amplitud de su técnica en el piano. Horacio Lavandera salió a recibir los aplausos, que para un artista sería como el alimento del alma, la gratitud de haber compartido lo mejor.  Después señaló a los músicos de la orquesta, como diciendo que ellos también fueron protagonistas de que la obra saliera lo mejor posible.

Luego del intervalo, continuo con el concierto para piano y orquesta N°2 de Chopin, este gran compositor polaco, se lo ha considerado como “El poeta del piano” porque la mayoría de sus melodías presentan un lirismo muy poético que realmente emocionan, esta obra está estructurada en

I Mov  Maestoso (es decir que la melodía de este movimiento va a sonar majestuoso, grande)

II Mov Larghetto (es decir que la melodía de este segundo movimiento va a sonar tranquilo y lento)

III Mov Allegro Vivace (la melodía de este tercer movimiento es más bien alegre, vivo, juguetón, etc.)

 

Tanto como en el concierto de Beethoven como el de Chopin, Lavandera  tocaba el piano y  dirigía, de esta manera demostró  su gran capacidad,  tanto interpretativa como direccional, realmente hay que acordarse de  obra que tienen  más de doscientas hojas,  y además de  prestarle atención tanto a lo que hace la orquesta, como todos los pasajes difíciles del piano. Realmente verlo fue un show.

El primer movimiento de este concierto posee una introducción orquestal con un lirismo como el mismo propio Chopin lo supo componer, luego la majestuosidad vino con un fortísimo del piano.

Luego el Segundo movimiento habla de un hermoso lirismo, un placer que evocaría la suave lluvia en las praderas verdes, un encanto drámatico y espectacular que hizo que el público se deleitara placenteramente. Hay que recordar que este movimiento, lleno de corazón, se lo dedicó Chopin a  Konstanza Gladkowska, que era el amor de su vida. Más romántico que eso no sé si hay, esto enmarca la gran ternura de Chopin sobre ella. Ese costado romántico se pudo percibir en el teatro.

Después vino el tercer movimiento del concierto para piano y Orquesta N°2 de Chopin, donde demostró su gran capacidad para desarrollar todos los pasajes que realmente necesita este movimiento, donde ha sonado realmente muy prolijo y brillante. La particularidad de este movimiento, es que tiene melodías tradicionales de Polonia, como por ejemplo Las Mazurcas. Son muchos los compositores que agregan en sus conciertos para piano y orquesta, o sinfonías melodías tradicionales paganas. Dependiendo de las formas que en la cual ponía la mano en las teclas, le iba sacando diferentes sonoridades, dándole así al público varias formas de sentir emociones.

Entre la gran lluvia de aplausos y la merecida ovación que recibió Horacio Lavandera, tuvo que hacer un Bis más, y para esta ocasión eligió  el tercer movimiento  del concierto para piano y orquesta N°3 de Beethoven que interpreto en la noche anterior. Y la velada lo terminó de cerrar con el Libertango de Astor Piazzolla. De esta manera Horacio Lavandera demostró una vez más porque le dicen el “Messi del piano”.

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