Una nube dispara, tan suave que no mata, un pensamiento paralelo de todas las ansias.
Observar que el mar aclara en mis ojos cuando pienso en vos, necesito abrazarte y que me abraces. No como un abrazo donde piel y hueso se unen, hablo de juntar amor y generar una descarga, que mi alma reviva desde la necedad del pensamiento.
Si voy por la calle no ves que me río por algo que dijiste, o que dijimos. No sabes que te imagino siendo feliz a mi lado, entre tanto pelo despeinado, entre tanto pensamiento abstracto en una sociedad de líneas y curvas limitantes.
Parece algo sencillo desde el lado natural de las cosas, como un árbol cuando fija su punto de sombra, o como cuando la luna sale e ilumina una flor, ellos simplemente están siendo en su naturaleza. Los hámster en la tierra nos vendimos la idea que para ser hay que saber, y yo no sé quererte, tampoco sé lo que buscan tus ojos, o los que las almas anteriores no supieron darte.
Sí sé que tengo un balcón que puede ser escenario de dramas como de risas y tengo mucho amor como agua corriendo entre tus brazos. Después me dirás si es suficiente o no, si clasifico en tu calendario como posible estrella fugaz, o como planeta regente.
Yo también evaluaré si me quiero quedar en tu estrella, si me voy a quemar en tu fuego, o me titilarán los labios al besarte. Tengo frío de vos, tengo ganas de congelarme de vos, y que mis huesos escupan el pasado volcánico de amores vagos y desertores.
Paula Di Martino es artista desde pequeña. Escribe desde los diez años. Sus producciones varían desde reflexiones hasta poesías, libres y alocadas como su carácter. También es fotógrafa, y desde hace tres años incursiona en el mundo de la pintura abstracta llena de colores, como sus días.
“Podría decir muchas cosas de mí, prefiero entregar esa potestad a mis amigos, a los extraños de la calle, a quienes frecuento en un kiosco, bar o librería, ellos me conocen únicamente como yo aún no me he conocido“. Poli.
