Abuso sexual contra la infancia, ¿cómo debemos visibilizarlo?

Por Antonella Sottosanto

 

El martes 19 de noviembre, en el día de la prevención del Abuso Sexual Contra la Infancia (ASI), Sebastián Cuattromo y Silvia Piceda miembros de la organización Adultxs por los Derechos de la Infancia y sobrevivientes de ASI, brindaron herramientas para hablar sobre esta problemática en la sede del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA). Además, el Dr. Diego Freedman hizo hincapié en los obstáculos que todavía debemos enfrentar como sociedad debido a las deficiencias del Poder Judicial argentino.

“Sufrí abuso a los 13 años y no pude recurrir a nadie para contárselo”, explica Sebastián Cuattromo, quien fue abusado por un docente del colegio Marianista de Caballito a fines de los 80 y quien recién pudo contarlo una década después debido al contexto socio-cultural en el que vivía. “En esa época Bambino Veira había sido denunciado por haber violado a un niño de trece años, sin embargo, la cultura machista y futbolera hicieron que de este hecho surgieran cánticos en la cancha que banalizaron la situación, dándole un tinte amarillista y de descreimiento hacia el niño víctima. Esto hizo que optara por el silencio”, manifiesta Cuattromo.

Silvia Piceda sufrió abuso sexual entre los 9 y los 11 años por personas cercanas a su hogar. Cuando se lo contó a sus padres ellos no hicieron nada por defenderla y nunca más volvieron a hablar sobre el tema en su casa. “En el 2009, la hija mayor del padre de mi hija me buscó para contarme que había sido abusada por él cuando tenía la misma edad que mi hija en ese momento”, cuenta Piceda. A partir de esa situación, se dio cuenta de que su historia de abuso no había quedado en el pasado ya que descubrió que se había casado con un abusador y que su hija de 11 años podía estar en peligro, por lo que decide comenzar a concurrir a los juzgados de familia.

Durante esos años se encontró con otras madres que habían pasado por lo mismo: hijos que habían sido abusados por el hombre que ellas habían elegido como pareja. “A veces surge el riesgo de que se revierta la tenencia y que se la den al agresor debido a que existe una sociedad adultocéntrica que busca destruir la verdad del niño que fue abusado”, comenta Piceda y agrega que el Poder Judicial trata de demostrar en reiteradas ocasiones que la denuncia es falsa pidiéndole a los menores datos específicos como el lugar, el horario o la ropa que tenían puesta en el momento del abuso cuando no debería ser así.

“Los jueces y los fiscales deben escuchar a las víctimas. Las universidades deben formar profesionales que defiendan a los más débiles”, sostiene el Dr. Diego Freedman, abogado de los Derechos de la Niñez quien además hace hincapié en diversos aspectos en los que muchas veces el Poder Judicial pone en cuestionamiento. “Muchas veces el juicio gira en torno a la madurez sexual del menor y no al hecho de haber sufrido un abuso”, comenta Freedman y agrega que para eso el Código Penal tiene establecidas las edades de protección de los menores.

“Muchas veces la justicia apela a la figura del testigo único, algo totalmente fuera de lugar debido a que el agresor abusa del menor en la intimidad, en un ámbito donde no puede ser visto por otras personas”, manifiesta Freedman y comenta que en muchas ocasiones se investiga al padre o a la madre denunciante alegando que el adulto podría tener sentimientos de odio hacia su expareja e introduciendo el síndrome de alienación parental.

“Otra cuestión importante es que no es lo mismo escuchar a un niño víctima que a un adulto. Los niños en la cámara Gesell relatan los hechos en tercera persona debido a que activaron el mecanismo de disociación y esto la Justicia no lo tiene en cuenta”, cuenta Freedman y agrega que además el Poder Judicial, a través de los peritajes psicológicos y psiquiátricos, busca dar con el perfil de una persona sombría y distante cuando en la realidad los abusadores son personas que aparentan amar a los niños.

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