El 23 de Junio se llevó a cabo el concierto del cuarteto de cuerda “Uceli Quartet” con un público muy particular. Más de 2000 plantas ubicadas en butacas presenciaron el espectáculo, representando a la esperanza luego de tanta incertidumbre. Además, muchos seguidores lo pudieron seguir en vivo por streaming
Más de 2000 plantas disfrutaron del concierto que ofreció el cuarteto de cuerda “UceLi Quartet”, donde interpretaron la obra ‘Crisantemi’ del compositor Giacomo Puccini. Esta insólita propuesta fue ideada por el artista Eugenio Ampudia, invitando al ser humano a reflexionar sobre las relaciones con la naturaleza, remarcando que la vida está más presente que nunca. Este concierto fue transmitido por vía Streaming desde el canal institucional del teatro.
Los cinco pisos que conforman el auditorio estuvo ocupado por plantas , formando un inmenso jardín dentro del teatro, una apuesta superadora que busca situar al mundo vegetal en un plano de igualdad con los seres humanos.
Fue un concierto histórico, no solo por la particularidad del público, sino por la corta duración del mismo, 7 minutos, el concierto más corto que se han realizado allí. Se ha considerado como una experiencia artística y musical única, donde tras tres meses de silencio forzoso, el regreso a la música del coliseo musical ha cobrado en esta acción una fuerza simbólica y mediática tan oportuna como necesaria en estos tiempos marcados por la incertidumbre.
Este cuarteto lo compuso Puccini en 1890, para homenajear a Amadeo Saboya, segundo hijo del rey de Italia, Vittorio Emanuele II que murió a los 45 años y conmocionó a todo el país. Puccini, en la partitura original indicó que esta obra es un “Breve improvisso” y tuvo tanto éxito que enseguida su editor Ricordi la publicó de inmediato.
Hay una teoría que marca las bondades de la música hacia para con las plantas, especialmente la música de Wolfgang Amadeus Mozart. Pero en esta ocasión parecería que la música de Puccini también fue disfrutada por todas las plantas que colmaron el teatro.” Creo que ha sido un público demasiado respetuoso, ya que lo escucharon con mucho silencio, es decir que no hubo ruidos de papelitos de caramelos, tampoco se levantaron de sus butacas, no carraspearon y ni tosieron dentro del auditorio”, comenta el artista.
Luego las plantas, muy agradecidas “aplaudieron” gracias a un sonido tecnológicos de hojas chocando entre ellas con el viento, mientras tanto los concertistas los saludaban desde el escenario. Hay que recordar que después del concierto, todas las plantas fueron donados a personal de salud que luchan contra el coronavirus.
Realmente fue una propuesta emocional y musical impresionante, no solamente por la insólita situación, sino también por el sentido de este concierto, ya que después de tanto tiempo sin música los conciertos vuelven a sonar otra vez, y marca un camino esperanzador.