Ofelia Fernández: "tenemos que cuestionarnos la realidad que nos rodea"

La Mella, organización estudiantil perteneciente al Frente Patria Grande transmitió una charla en vivo por Instagram en donde entrevistaron a Ofelia Fernández, legisladora de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por el Frente de Todos en el marco del primer encuentro de Jóvenes en Red.

– Muchos te conocimos a partir de un video que se viralizó con Eduardo Feinmann como parte del movimiento estudiantil, también con tu discurso emblemático en torno a la importancia de la legalización del aborto y en 2019 dentro del Frente Patria Grande. Queríamos empezar preguntándote sobre tu experiencia como militante en el mundo de la política y en particular en el ámbito de la legislatura porteña a la que recientemente te has incorporado. –

– El desafío es que se crucen, que no tenga que darte una respuesta por cada área de intervención política, sino que justamente se pueda jaquear esa hipótesis en la cual la política institucional no es parte de lo que implica la militancia. ¿Cómo me viene yendo en esa experiencia? Creo que bien, es claramente algo nuevo para mí y para todos los que están en mi equipo. A priori venimos bien, lo que pasa es que ahora es todo distinto porque es virtual pero el primer tiempito de experiencia en la legislatura físicamente tiene un saldo muy positivo: tenemos 23 proyectos de nuestra autoría más 49 de coautoría con otros compañeros y compañeras del bloque que varían en distintos ejes o temáticas, pero fundamentalmente educación y feminismo son las orientaciones mayoritarias de los proyectos que vamos elaborando. El primero fue vinculado a la Ley Micaela, después tuvimos pedidos de informes vinculados a los protocolos contra la violencia de género en instituciones educativas, pedidos de informes vinculados a intoxicaciones en las escuelas y venimos pudiendo plasmar justamente esa identidad en los trabajos que nos damos ahí adentro. Tenemos por supuesto una serie de limitaciones que tiene la legislatura particularmente que tiene que ver con una pésima voluntad por parte del oficialismo de la ciudad, ¿no? porque la ciudad tiene un gobierno propio y justo la legislatura está compuesta mayoritariamente por ese oficialismo y hay una serie de votaciones, de discusiones que sin su habilitación no existen. Sigue siendo una complicación muy grande pero bueno, estoy en esa búsqueda un poco, no es que a mí ser joven en sí mismo me anula o me siento en un mundo adulto, la verdad que no me achico yo en ese sentido. –

– ¿cuál consideras que es tu identidad política? –

– Pasa por muchos lugares. Siempre tuve una percepción en la cual la identidad política un poco la voy construyendo en función de en qué lugares se interviene y con qué agenda y con qué consigna. Tiene que ver con poder recuperar una serie de procesos y entenderlos como la mejor forma de construcción política y entender que una se conforme identitariamente porque entiende a ciertos procesos colectivos como parte esencial de una y de lo que milita y de lo que construye. Ahora esta etapa nos demanda creo que a los jóvenes y a las jóvenes principalmente ser quienes radicalicen y redoblen la apuesta en la construcción de esta etapa, y ahí creo que para construir identidad política la discusión de democracia se tiene que tratar mucho de qué formas de democracia cotidianamente se ven en nuestras militancias que tienen que ser la brújula de esta nueva era. Si se piensa por ejemplo en las madres y abuelas de plaza de mayo la democracia es la lucha contra el terror estatal, si se piensa desde el movimiento feminista la democracia es la discusión en asambleas, en encuentros y en movilizaciones desde una nueva sociedad así como también si se piensa qué es la democracia para estudiantes, para docentes, es la discusión en sus asambleas sobre cuáles son las escuelas que quieren construir, cual es la universidad que quieren construir, y puedo seguir nombrando ejemplos; para los vecinos y vecinas de los barrios es organizarse entre ellos para buscar las respuestas que nunca aparecen, para los trabajadores y trabajadoras son los sindicatos democráticos en los cuales se discute un trabajo y una vida digna. Hay una serie de componentes organizativos, populares y de movilización que tienen que ser la democracia que queramos construir, que ya existen y por tanto creo que lo más importante es poder reconocer esas identidades que se vienen construyendo o hace mucho tiempo o hace menos pero en definitiva con mucho compromiso y convicción para poder entonces definir que tienen que ser nuestra guía o nuestra orientación principal a la hora de construir cualquier política y nuestro marco de consulta para con esto que yo planteo mucho vinculado a las representaciones políticas y que se tienen que sostener para el bien de estos espacios que son muy característicos de la Argentina y que son los que marcan lo dinámico de su historia y creo que yo me encuadro ahí como en la necesidad de recuperar esos procesos colectivos y entenderlos como la voz autorizada para cualquier problemática.-

– ¿qué país pensás que nos dejó el macrismo en general? ¿Cuál era la situación que estábamos viviendo antes de la irrupción de la pandemia, del coronavirus? –

– Bueno, estaba muy jodido y todavía sigue estando así. Sin dudas es un país que terminó precarizado, ajustado, endeudado y profundamente empobrecido. Hay una serie de problemas con los que se empieza el 10 de diciembre que, para esa misma derecha, para ese mismo macrismo es como si jamás hubiesen existido en su período de gobierno. Y la verdad es que en 2015 teníamos un país en el que el salario mínimo era el primero a nivel regional y ahora cuando se va Macri termina siendo el séptimo. Era un país prácticamente desendeudado y ahora es un país endeudado a niveles históricos para la historia argentina y para el propio FMI por ejemplo. Hay una serie de elementos que son concretos que uno puede analizar y darse cuenta desde lo económico: el precio del dólar, los precios generales, los niveles de inflación, todo refleja que se empeoró de manera drástica en un período de tiempo muy corto. Hoy se está viendo ahora cómo en una pandemia, en un parate espontáneo siguen sufriendo los mismos y se siguen quejando los mismos de arriba por cosas miserables realmente porque esto se ve en la ola de despidos que tiene que ver con un sector que no tiene ningún tipo de disposición ni de empatía para entender el rol que tienen que tener aportando de manera obligatoria a la reconstrucción de una sociedad más igualitaria. Pero como me preguntaste antes del virus creo que un poco se estaba instalando ese perfil entendiendo también que hay una pelea a fondo de todas las peleas que es una pelea cultural en la cual sabemos que los cambios culturales no se decretan entonces esa es una batalla cotidiana por contraponer claramente dos modelos que tiene que ver con un modelo que había antes que era meritócrata que es el que siguen discutiendo ahora. Ayer Juan Grabois twitteó algo que me pareció que estaba muy bueno vinculado a como un pibe que sale a comprar en un barrio puede terminar detenido porque sí y un tipo como Alfredo Coto que hace un piquete en el medio de un aislamiento obligatorio es tomado con total naturalidad y los liberalitos pelotudos responden que porque él es un empresario que le da trabajo a mucha gente. De esta manera siguen instalando este discurso meritócrata en el cual a la gente que le va extremamente bien es por un esfuerzo que han hecho o por un ímpetu trabajador que han tenido y lo primero que se dice es que estos tipos dan trabajo, o sea que necesitamos a estos empresarios para tener trabajo y no que los empresarios necesitan a esos trabajadores para poder producir ganancias. Hay una serie de discusiones también en esa órbita que rigen hoy, que hay dos modelos en contraposición: un modelo meritócrata en donde supuestamente cada uno tiene lo que se merece contra un modelo de oportunidades en el que en esta etapa se entiende principalmente que es el estado el que tiene que intervenir para igualar y generar condiciones de oportunidad similares para toda la población en función de ampliar derechos y restituir otros. Imagínense atravesar una pandemia sin Ministerio de Salud, tanta gente que se jactó de que había que achicar el estado de repente es el estado al que le ruegan que les salve la vida. Entonces ahí hay cosas interesantes que siguen abiertas y que vamos a tener que seguir discutiendo. –

– ¿Cómo pensás que se viene enfrentando la pandemia a nivel nacional desde el gobierno con la iniciativa de Alberto Fernández y a su vez desde la sociedad en general? ¿Cuál es tu lectura de esa situación y cómo estamos atravesando esta crisis? –

– Muy bien en el marco de que es una situación muy compleja en la cual lo que está en riesgo es nada más y nada menos que la vida de la gente. No soy ninguna especialista pero los números de infectados, los números de muertos no están mal en comparación con el mismo plazo de tiempo en cómo otros países pudieron hacerle frente a la situación. Sin ir más lejos Brasil es un país que está atravesando una crisis política inmensa en el marco de un presidente cuasi psicópata que tiene una batalla egomaníaca con la pandemia en la cual ningún virus le puede ganar a Bolsonaro y entonces no toma medidas al respecto ni cuida a los brasileños y a las brasileñas. Sus propios gobernadores que fueron electos junto a él están separándose y disociándose de ese esquema y de esa estructura entendiendo que es gravísimo que se lleve adelante esa política en un contexto como este. Uno de ahí se da cuenta de los riesgos que traen algunos gobiernos y como en un momento en el que las papas queman se ve más que nunca lo que son capaces de hacer. En el gobierno nacional tampoco son especialistas del coronavirus pero al menos tienen la humildad de tomar decisiones consultando con la OMS, con científicos, pensando en la política desde ese lugar. Y por fuera, más vinculado a como contener la crisis sanitaria en lo político, económico y social creo que congelar el precio de los alquileres es algo elemental para contener la situación en algunos sectores así como los subsidios de emergencia, la prohibición de los despidos, la prohibición de los desalojos, una serie de medidas que tienden a proteger y a poner en el centro de la escena la intervención de Alberto diciendo “muchachos les llegó la hora de ganar menos” a los grandes empresarios de ganancias extraordinarias en la Argentina es un buen precedente y nos tiene que permitir discutir esa redistribución de la riqueza de aquí en adelante también así que yo creo que es un gran ejemplo como Argentina estando incluso en un momento muy hostil no sólo por la pandemia sino también por lo que nombrábamos antes nos pudimos levantar y ponerle el pecho a una situación muy jodida y además con un compromiso del presidente muy cercano y eso es re importante y es muy bueno para la sociedad. –

– ¿Cuál pensás que es el rol que le cabe al conjunto de la población que tiene la posibilidad de hacer una cuarentena en su casa entendiendo que otros sectores de nuestra sociedad no están teniendo la posibilidad de cuidar su salud de dicha manera?. ¿Cuáles pensás que son las formas de contribuir o las tareas que tenemos desde el lugar en el que estamos?.-

Un primer paso es no estigmatizar ni cuestionar las herramientas y esquemas que necesitan los sectores populares hoy para sobrevivir a un momento como este. A mí me pasó algo que me shockeó mucho un poquito antes del aislamiento obligatorio que fue la muerte de Beatriz Mechato Flores, la vendedora ambulante de Once a la que mató la policía a los palazos básicamente. En la ciudad hay un empecinamiento especial de la policía contra esos trabajadores y trabajadoras pero todo esto pasa dos días antes del aislamiento obligatorio. La policía se ocupó de robarles la mercadería y por tanto robarles la posibilidad de quizás comer la primera semana de cuarentena. Uno no puede desconocer la necesidad urgente que tienen otras personas en otras realidades de desarrollar ciertas cosas en función de poder vivir. Entonces mínimo desde esta posición nosotros no podemos estar cuestionando si se mueven o no se mueven desde nuestro lugar de privilegio en el cual no movernos es que nos sigan depositando un sueldo o estar tranquilos en nuestra casa viendo Netflix cuando hay gente que por eso no pudo comer una semana porque le robaron su mercadería y su única posibilidad de ganancia. Ahora con las campañas de donaciones para los comedores que eran de comida y de elementos de higiene pero que ahora también son de juegos de mesa, etc entendiendo la necesidad de dar herramientas de ocio o esparcimiento también a esos sectores y la gente muy preocupada diciendo “pero ¿cómo que van a un comedor esas personas?” Así es, como vos vas al supermercado a buscar tu comida hay una persona que va a un comedor a buscar su comida, pero uno se coloca en el mismo lugar de estigma y de iluminación desde las clases medias, medias altas en los cuales los pobres son boludos que les chupa un huevo el virus, cuando incluso si fuese así tendría un poco de sentido digo en un contexto de hambre total que no te preocupe tanto el virus si se te está muriendo el pibe de hambre, ¿no? Entonces criticar tanto la existencia de los comedores pensando en protocolos cuando tienen protocolos sanitarios para que no se acumule mucha gente es como ese juicio iluminado y vanguardista de estos sectores medios de decir “lo que yo hago está bien, lo que hacen los sectores populares está mal y yo les voy a explicar cómo lo tienen que hacer” como una cosa que es muy berreta pero que pasa hasta en nuestro propio campo y creo que hay que desmentirla destruirla y construir otra cosa, eso por un lado. Un eje que me parece que tenemos que llevar adelante como jóvenes en este contexto como aporte es la discusión de la policía y está claro que alguien tiene que cumplir ese trabajo, el tema es que podamos nosotros mediar y generar fuerzas para hasta qué punto pueden hacer ciertas cosas, qué límites les vamos a poner a esas fuerzas de seguridad en el desarrollo de este operativo y eso creo que tiene que ser una agenda muy nuestra, la de discutir esos casos, la de poder discutir esa violencia, la de poder discutir esos abusos porque sino terminamos dejando al libre albedrío una serie de situaciones que no son parte de sus derechos como fuerzas de seguridad como pasar por encima de pibes y de pibas sólo porque son negritos o el hecho de ir a molestar a un tipo en situación de calle porque están aburridos, cosas que son realmente perversas y que como jóvenes tenemos que tener capacidad crítica de apretar un poco a estos tipos desde un lugar militante para que no sientan que tienen impunidad para hacer cualquier cosa con nuestros pibes y nuestras pibas básicamente. –

– ¿Por qué crees que es importante que la juventud se involucre en la política? ¿Qué mensaje tenés para darle a todos los pibes y las pibas que a lo mejor tienen ganas de involucrarse en la política?.-

– Porque el mundo que se viene es más nuestro que de cualquier otro entonces si no lo discutimos, si no le ponemos el cuerpo va a ser muy difícil que tengamos un resultado distinto a lo que ya conocemos. Somos la generación que va a habitar el mundo que se viene junto a las generaciones que les siguen y tenemos que ir ahora prefigurando qué mundo y qué existencia queremos recorrer en ese entonces. Tenemos una responsabilidad de construir desde esa efervescencia porque esa efervescencia no es conformista y puede radicalizar algunos objetivos, algunas reivindicaciones que son trascendentales. Entonces si no militamos y no nos organizamos colectivamente para hacer política ya sea política en los barrios, política en las escuelas, política en las universidades, en los lugares de trabajo, política en las calles con el movimiento feminista, hay muchos lugares para hacer política y si no la hacemos posiblemente haya una serie de agendas que no entren porque no son parte del esquema tradicional de la discusión política argentina. Hay que encontrar los métodos y entender que es nuestra organización la que puede permitir que la realidad sea otra y que por tanto tenemos que militar, tenemos que cuestionarnos la realidad que nos rodea y tenemos que ponerle el cuerpo a eso tal como lo dijo Alberto el año pasado:“la juventud no tiene que estar domesticada ni anestesiada”.-

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