El río
Bebé, te lloré todo un río,
te lloré a reventar.
Maná
Hay un río que corre en sentido contrario a todos los ríos del mundo.
Corre a mis pies como río de sangre; viene de las montañas que tú conoces
donde subías de niña y alimentabas a los pájaros
donde sanabas las heridas de los muertos y cantabas canciones
hasta que la noche te espantaba y huías a casa.
Sus aguas no llegan al mar ni a otro río más grande: llegan
donde deben llegar, lejos de ti, donde no puedas ver el lugar
en que limpio mis heridas, donde bebo el agua ensangrentada
con la sangre del agua, rota en mil pedazos por las rocas.
No debes volver a esas montañas, pues podrías envejecer
diez años en un día, cien años en un mes.
No debes buscar tus pájaros ni tus muertos
te digo yo que ya no existen.
No vuelvas, pues podría herirte sin querer
hoy que soy el único animal que habita allí: fiero
perverso y cruel.
Hay un río que corre en sentido contrario a todos los ríos del mundo.
En él se ahogan el recuerdo más dulce y el recuerdo más triste.
En él la muerte se refresca, indolente,
antes de venir por mí.
Dante Herrera nació en Lima, Perú.
Es educador, comunicador y ocasional escritor creativo. Ha publicado poemas y relatos en revistas literarias y en suplementos culturales. Cultiva los géneros de cuento y poesía.
El presente poema forma parte de la colección Sinfonía mínima.