Lejos de ser una simple prenda de vestir, la ropa es una expresión cultural que cristaliza momentos históricos a través de identidades particulares y sociales. En múltiples ocasiones, a lo largo del tiempo, se convirtió en un símbolo de libertad femenino.
La moda es una expresión de identidad. Más allá de la función específica de la indumentaria, ésta se convirtió a través de la historia en una herramienta para comunicar y llevar a cabo muchas veces una revolución: la de las mujeres. Conforme el paso del tiempo, las mujeres lucharon por tener igual derechos que los hombres, y la moda fue un estandarte de libertad y empoderamiento.
Para María Ortiz, profesora de la licenciatura en diseño y gestión de estéticas para la moda en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), la moda es una expresión cultural que cristaliza momentos históricos a través de identidades particulares y sociales. “Es interesante ver cómo los cambios económicos, sociales y políticos pueden verse reflejados en ella. La evolución histórica del feminismo puede corroborarse en distintos hitos de la moda a lo largo del siglo XX“, aseguró Ortiz.
La primera versión del pantalón
Fue a fines del siglo XIX, con la aparición de nuevos medios de transporte como la bicicleta, que se toma la primera iniciativa de liberación sobre la opresiva silueta victoriana impulsada por la activista estadounidense Amelia Bloomer. Así, la mujer logra utilizar los icónicos pantalones bloomers para trasladarse en bici y tener así su primera versión de pantalón.
Del traje de baño a la bikini
A partir del año 1920 los trajes de baño se convirtieron en un conjunto de moda. Aunque seguían siendo conservadores, hubo un gran avance y las mujeres podían dejar al descubierto los brazos y las piernas. Sin embargo, los ombligos eran una parte del cuerpo que generaba cierta incomodidad a los ojos ajenos, por lo que decidieron hacer las piezas de abajo tiro alto para cubrirlo.
Louis Réard, un ingeniero mecánico francés, se hizo cargo de la empresa de lencería de su madre en los años 40, y decidió dedicarse de lleno al diseño de indumentaria. Mientras pasaba sus vacaciones las playa de Saint Tropez, notó que las mujeres se arremangaban sus largos e incómodos trajes de baño para conseguir un mejor bronceado, lo que lo inspiró para diseñar un traje de baño que tuviera la panza expuesta. Pero tenía competencia.
20 años después las mujeres se animaron a las dos piezas
En mayo de 1946, el diseñador de moda Jacques Heim creó un traje de baño de dos piezas que nombró como “Átomo” y que publicitó como “el traje de baño más pequeño del mundo”. Finalmente, el 5 de junio en París, una nudista fue la encargada de mostrar la primera bikini con el ombligo descubierto, lo que significó una verdadera revolución para las mujeres.
“Es recién en la década de los 50, con la revolución juvenil, que las mujeres vuelven a enfrentarse a roles estructurados a los que estaban atadas. Las jóvenes de la era rompen lazos con sus madres rebelándose y proponiendo una mueva mirada sobre el cuerpo y su rol social. Este cambio de paradigma, donde comienza a dominar la juventud, se solidifica en los 60 con la aparición de la minifalda y estéticas que remontan a la moda infantil como la propuesta por Mary Quant en Londres y André Courrèges en París. Los 70 aportan un look de femme fatale con el traje tuxedo de Yves Saint Laurent, que abrió las puertas a la silueta power dressing de los 80, encarnada en los modelos de Claude Montana y Thierry Mugler”, enfatizó Ortiz.
Mary Quant y el poder de la minifalda
Y es que sus colecciones simbolizaron una democratización de la moda. Los cambios de modos de consumo llegaron a oídos de un asesor del fundador de la cadena de tiendas norteamericanas J. C. Penney, quien le ofreció un contrato millonario para diseñar sus uniformes para la juventud a precios muy accesibles. Si bien la minifalda representa uno de los hitos de su casa de modas, los historiadores destacan que la mini también se atribuye al creador francés André Courregés.
El basurero de la libertad
Desde la creación del sostén en 1914 por Mary Phelps Jacobs, el brassier fue un símbolo de liberación para aquellas que estaban acostumbradas al corsé. A 105 años del invento, sigue siendo un símbolo femenino que en la historia tuvo mucho protagonismo en protestas, marchas y manifestaciones.
La más conocida fue la marcha en contra de Miss América el 7 de septiembre de 1968 en Nueva Jersey donde más de 200 feministas que llamaban al concurso sexista, inauguraron el “tacho de la libertad”, donde las presentes se desprendían de sus sostenes. El objetivo era simbolizar la libertad al quitar la opresión que significaba para las concursantes de belleza esta prenda íntima de la mujer.
Coco Chanel, una feminista sin etiquetas
Gabrielle Chanel, conocida por el mundo entero como Coco Chanel, fue una de las diseñadoras más relevantes para las mujeres y aún luego de su muerte lo sigue siendo. No solo creó una de las marcas más consolidadas de la actualidad sino que sus creaciones supusieron una reestructuración en la moda de la época.
Suprimió el corsé de la figura femenina, puso de moda el corte de pelo garçonne, inventó la bisutería y fue la diseñadora que le puso pantalones a las mujeres y los llevó puestos durante mucho tiempo.
La primera aparición en la televisión de una mujer en pantalones
En los años 60 no era habitual ver a mujeres vistiendo pantalones en la pantalla; aún predominaban las faldas y los vestidos en forma de campana. Sin embargo todo cambió el día en que Mary Tyler Moore lució en pantalla unos pantalones capri en el programa The Dick Van Dyke Show en el que interpretaba a Laura Petrie.
Este acontecimiento fue comentado, criticado y alagado tanto por las mujeres como por hombres. Cuando le preguntaron por qué lo había hecho su respuesta fue muy simple: “Las mujeres no llevan vestidos de falda larga para pasar la aspiradora”.
El smoking femenino de Yves Saint Laurent
El legendario diseñador Yves Saint Laurent decidieó crear “Le Smoking”, un conjunto de dos piezas para mujeres que presentó en su colección de otoño/invierno en 1966 y que luego llevarían reconocidas modelos a lo largo de los tiempos, como Diane Keaton, Catherine Deneuve, Alexa Chung, Nan Kempner, Angelina Jolie o Julia Roberts.
“Los 90, si bien cambian hacia el diseño independiente, proponen una silueta andrógina que no distingue femenino de masculino. Por otro lado, marcas como Benetton estimulan la multiculturalidad que trae aparejada la globalización, y fotógrafas jóvenes como Corinne Day exploran el mundo juvenil con una mirada más realista”, aseguró Ortiz.
“Todos deberíamos ser feministas”
El lema del ensayo de la activista Chimamanda Ngozi Adichie We should all be feminist cobró especial importancia en 2017 cuando la firma de moda a cargo de la directora creativa de Dior, Maria Grazia Chiuri, diseñó una serie de remeras estampadas con el lema.
De ese modo, al igual que en muchas protestas feministas de años anteriores, las remeras con estampas y frases ligadas al movimiento son parte de una moda que identifica a las mujeres.
“Esta sumatoria de sucesos históricos muestra el poder que tienen las manifestaciones de la moda del vestir y nos traen a un presente en donde la diversidad de cuerpos, la inclusión y la aceptación son agenda permanente de mujeres que fomentan nuevas perspectivas sociales”, concluyó Ortiz.