Manotazos de ahogado
Cuadernos de Campaña
(Apuntes de trinchera en un año electoral)
El golpe de timón que dio Mauricio Macri tras la mega devaluación post-PASO, lanzó por la borda a Nicolás Dujovne. Pero el que resistió a pesar de los intentos por desplazarlo fue Marquitos Peña, que prepara la contraofensiva puertas adentro del Palacio. En el otro rincón del cuadrilátero, Alberto Fernández intenta seducir a Juan Schiaretti para que se sume a la campaña del Frente de Todos, mientras prepara su plan económico y delinea el gabinete que lo acompañará a partir del 10 de diciembre. Pasen y lean.
La tarde se presentaba nublada y fría en el corazón de Villa La Angostura. Ideal para los planes de los Lacunza que se preparaban para disfrutar el último tramo de sus mini vacaciones cordilleranas, esquiando en una de las pistas ubicada en la ladera sur del Cerro Bayo. Por la noche aguardaba una fondue cuatro quesos y una nueva edición del clásico más antiguo del fútbol argentino entre la Academia del Chacho y el River del Muñeco, plan ideal para un fanático de Racing, como Hernán, el ministro de economía de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, a media tarde sonó el celular y todo cambió. La gobernadora María Eugenia Vidal –su jefa– le pedía que retornara urgente a Buenos Aires para asumir el candente sillón que acababa de abandonar Nicolás Dujovne, en medio de una crisis de pánico producto del desbarajuste económico desatado tras la nueva devaluación que dejó al peso en el más hondo de los subsuelos.
La peor semana del gobierno de Macri terminó con la designación de Lacunza como nuevo ministro de Hacienda en reemplazo del devaluado y panicoso ex columnista de TN, quien renunció con una patética misiva en donde se refería al presidente como “Querido Mauricio” y en la que parangonaba su gestión con la de un “prócer” que había dejado “todo por la Patria”. Su permanencia en ese cargo se había transformado en insostenible luego de los anuncios con los que el presidente trató de calmar los ánimos de una población sumida en la incertidumbre provocada por el traslado a precios del espiral devaluatorio, detonando así el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, del cual Dujovne era garante.
“Hacía rato que Nicolás estaba en la mira de varios popes y el resultado de las PASO terminó por sepultarlo”, confió a #PuenteAereo un legislador de la coalición gobernante con llegada a la privada del ministro. “Estaba nervioso, muy alterado, sobre todo porque esta semana llega otra vez el emisario del Fondo a monitorear las cuentas y con las medidas que adoptó el Gobierno, el plan de reducción de déficit se fue a la mierda”, completó la fuente.
Los dos impulsores más entusiastas del recambio fueron Horacio Rodríguez Larreta y Rogelio Frigerio, el ala “desarrollista” de la administración Cambiemos. En una maniobra de pinzas perfectamente sincronizada, ambos lograron convencer al presidente de la necesidad de un refresh en el Gabinete que permitiera aplacar tensiones y reagrupar fuerzas de cara a la batalla final de octubre, donde el Gobierno se juega “el todo por el todo”. Sin embargo, el objetivo se logró a medias. El plan incluía, además, la remoción de Marcos Peña de la jefatura de Gabinete, a quien tanto Frigerio como Larreta consideran factótum de la derrota electoral del 11 de agosto.
“A Marquitos le achacan errores en la estrategia de campaña y lo hacen responsable de haber cercado a Mauricio para evitar que tome contacto con una realidad que se mostraba adversa, pero él se dio cuenta de la emboscada –de la que participó el diario Clarín– y logró desbaratar la movida antes de la estocada final, que incluía la designación del propio Frigerio en su lugar”, apunta otro funcionario con despacho en la Rosada. Ayer en Los Abrojos durante la presentación de Lacunza, todos se saludaron como si nada hubiera sucedido. “Peña sabe bien quiénes fueron sus detractores y si no desata aún su contraofensiva es porque no quiere romper el frente interno en un momento tan crítico de la gestión, pero ni bien se supere esta turbulencia, no tengas dudas que habrá una reacción”, finalizó el informante.
Por ahora la sangre no llegó al río. El oficialismo armó una mesa de acción política con radicales, “lilitos”, gobernadores y miembros del Gabinete para descomprimir la tensa situación. Y esta mañana estarán todos presentes en la asunción de Lacunza con una sonrisa de ocasión, pero lejos de los globos amarillos de otros tiempos.
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“Fernet” de Todos
Alberto Fernández sabe que tiene una carrera dura por delante y que deberá regular el aliento y calmar las expectativas de una porción importante de la sociedad que ya lo percibe en su imaginario como el futuro presidente. Si bien la primaria colocó en inmejorable posición al Frente de Todos en la grilla de largada para la elección del 27 de octubre, el candidato entiende perfectamente que para llegar a la Rosada aún restan varios movimientos estratégicos. Y que cualquier error propio o de los integrantes de su fuerza política puede hacerlo retroceder casilleros.
En ese camino, debe seducir al electorado reticente a su propuesta que se concentró fundamentalmente en dos distritos: la ciudad de Buenos Aires –histórico fortín macrista– y la provincia de Córdoba, donde Juntos Somos el Cambio le sacó 18 puntos a la lista encabezada por los Fernández. Si bien la elección porteña fue más que aceptable para el peronismo, sus posibilidades de crecimiento se ven limitados por el enorme aparato electoral del oficialismo, que apuesta todas las fichas a sostener y ampliar la diferencia en el distrito donde gobierna desde 2007.
Por eso la mira de Alberto apunta a Córdoba, donde buscará la foto, la firma o un simple aval por escrito del gobernador Juan Schiaretti, histórico referente del peronismo mediterráneo que mantiene diferencias profundas con el kirchnerismo. La semana pasada, luego de atender el pedido de auxilio desesperado de Macri, el candidato presidencial se reunió con el senador Carlos Caserio, armador del periplo de campaña de Fernández, que incluirá paradas estratégicas en Río Cuarto, Cruz del Eje y Arroyito, zonas industriales muy golpeadas por la crisis económica y la recesión.
En la recorrida, Alberto prevé discursos que eviten la confrontación con “el Gringo” a la espera de un pronunciamiento del reelecto gobernador cordobés a favor de su postulación presidencial. Y la carta a la que apuesta Fernández es la economía, a sabiendas que el 2020 se presentará muy complicado para las finanzas provinciales debido a los compromisos contraídos con el Estado nacional y al impacto que tendrán sobre los presupuestos locales los cambios impositivos anunciados por Macri. De esto se hablará mañana en la reunión del Consejo Federal de Inversiones (CFI) donde los gobernadores justicialistas buscarán consensuar una respuesta unánime. La expectativa es que de la cumbre participen también el socialista santafesino Miguel Lifschitz, el misionero Hugo Passalacqua, el salteño Juan Manuel Urtubey, el neuquino Omar Gutiérrez y, por qué no, el cordobés Schiaretti, cuya presencia podría ser un indicio claro de ese guiño que tanto esperan los integrantes del Frente de Todos antes de la crucial elección de octubre. ♣♣♣
Por Mauro Federico para #PUENTE AEREO www.puenteaereodigital.com
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