Por Mauro Federico
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Cuadernos de Campaña
(apuntes de trinchera en un año electoral)
La reveladora transformación de la modelo y sex symbol en la nueva Nostradamus de la Argentina, disparó los resortes más retrógrados de la sociedad, que subestima el rol de la mujer en un universo tan machista como el de la política. Pero la pregunta que nadie ha podido responder hasta ahora es quién es el “picante” personaje que le da letra a Luciana Salazar para que dispare con munición gruesa desde su cuenta de twitter, anticipando con información y opinión los hechos más trascendentales del convulsionado escenario que atraviesa el país. Hoy más que nunca, pasen y lean.
“Agradezco a Dios por haberme concedido un alma lo bastante razonable para no creer todo lo que dice todo el mundo, ya que todo el mundo puede decir de todo”. Con estas palabras, el veterano soldado y poeta francés Cyrano de Bergerac le explica a su subordinado, el iletrado cadete Christian de Neuvilette la estrategia para enamorar a Roxane, seducida por el apolíneo rostro del joven aprendiz, quien desconoce el arte de combinar las palabras con la belleza y la sutileza de la poesía, verdadero combustible de las pasiones. Cyrano, consciente que su abominable nariz le dificultaba el objetivo de enamorar a su hermosa prima, utiliza a Christian como vehículo de su incendiaria creatividad poética y logra, a través de un intercambio epistolar, que Roxane sucumba a la irresistible combinación de ambos encantos. Esta historia la imaginó y escribió el dramaturgo Edmond Rostand y se transformó en un drama heroico en cinco actos que conmovió al mundo a fines del siglo XIX, basada en la vida del pensador francés.
Si hay algo que nadie puede discutirle a la blonda Luciana Salazar es su enorme capacidad de seducción. Ni bien irrumpió en la escena mediática, la escultural modelo y bailarina se posicionó como un sex symbol imponente que sedujo a muchos. Uno de los que sucumbió a sus encantos fue el economista Martín Redrado, con quien mantuvo una extensa relación sentimental que terminó a principios del año pasado. Tras la separación de la pareja, Salazar irrumpió públicamente con una nueva faceta, hasta entonces desconocida: comenzó a usar su cuenta de Twitter para escribir sobre la actualidad política y económica del país.
Lo más significativo es que Luly pop no lo hizo desde el lugar clásico del opinador que lanza sus dardos con la impunidad que le otorga su condición de “persona pública” –algo a lo que nos tienen acostumbrados personajes como Alfredo Casero, Juan Acosta o Juan José Campanella– sino que comenzó a deslizar información sensible, anticipando incluso hechos que días después se transformaban en noticia. La primera reacción fue suponer que le habían hackeado la cuenta a fin de aprovechar el millón y medio de seguidores que reciben sus mensajes. Pero rápidamente la propia Salazar se encargó de desmentir los rumores. Y asumió, a puro coraje, que era ella misma la que se animaba a desconcertar al universo político y económico con apenas 140 caracteres.
Dos irrupciones notorias dejaron en claro que sus fuentes eran muy calificadas. La primera fue cuando durante la jornada de las PASO anticipó con exactitud el resultado electoral horas antes de que tanto el gobierno como la oposición se animaran a admitirlo. El otro gol lo convirtió la semana pasada cuando preguntó con un tweet publicado el viernes si volvía el cepo cambiario, 48 horas antes de que el ministro Hernán Lacunza lo anunciara oficialmente.
Los bardeos no se hicieron esperar. La denostaron y subestimaron “por rubia y voluptuosa”; lo señalaron a Redrado –cada día más crítico de la gestión macrista– como el inspirador de los mensajes; se llegó a mencionar al periodista Jorge Rial como el autor intelectual de los posteos a través de la cuenta @lulipop07. Y también algunos se animaron a plantear que la información era provista por el gobernador chubutense Mariano Arcioni, con quien Salazar mantendría “una relación” no blanqueada aún debido a la crisis que atraviesa la provincia patagónica. Cuando la consultaron, Luly tiró la pelota afuera: “Obvio que no voy a contar quién es porque no quiero que me lo roben y por una cuestión de códigos”, le dijo a Ángel De Brito. Lo que sí admitió es que se maneja con tres fuentes, una de las cuales considera “muy confiable”. ¿Quién es el verdadero Cyrano de esta historia?
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Un personaje “picante”
Los últimos días de marzo de 2015, durante un impasse en la relación con Redrado, Luciana Salazar fue “sorprendida” mientras cenaba en el restaurante del Palacio Duhau con un hombre varios años mayor que ella. “No estoy de novia con nadie, son todos amigos las personas con las que se me involucra”, les dijo a los periodistas que le preguntaron. Allí comenzó el vínculo con Martín “Pica” Benedettini, un empresario de 65 años que ostenta vínculos políticos desde hace más de treinta años y a quien muchos le atribuyen el rol de operador y lobista de diversos negocios que requieren de su habilidad para “nadar” en las aguas de la política y el Estado. “Es un conspicuo miembro del Círculo Rojo”, definió un dirigente del oficialismo que lo conoce muy bien. En su libro El salto de papá, el periodista Martín Sivak relata: “Es un hombre muy vinculado a empresas brasileras, su apodo Pica es por picante”. Sivak lo describe como “una suerte de intermediario, capaz de administrar conflictos entre poderosos”.
Otro colega que también conoce a Benedittini, aporta su opinión: “El Pica es un bon vivant, ha tomado grandes decisiones en bares de hoteles y es difícil encerrarlo en despachos. Su vida se divide en dos etapas: una política y otra que le permitió rozarse con figuras de nivel internacional como Madonna y Miley Cyrus”, afirma Martín Ciccioli. La “oficina” informal de Benedittini es el mismo lugar donde los paparazzis lo retrataron por primera vez con Salazar. “Atiende sus asuntos en el Palacio Duhau, que es como su segunda casa; de hecho celebró allí su cumpleaños número sesenta, con una fiesta a la que asistieron unos cuarenta invitados, entre ellos varios políticos muy conocidos y alguna jueza federal”, aporta el escritor Jorge Asís. Pica suele describir su trabajo con un ejemplo que lo pinta de cuerpo entero: “Un tipo le reclama tres millones a un poderoso empresario, yo consigo bajar esa cifra a un palo doscientos y le cobro 120 lucas al empresario”, algo así como un gestor que gana una comisión del diez por ciento.
Si bien tiene cordiales relaciones con el actual gobierno (uno de sus contactos con el oficialismo es Emilio Monzó), Benedittini hizo muy buenos negocios como lobista de empresas de Brasil durante el kirchnerismo. Estos vínculos terminaron por salpicarlo cuando estalló el escándalo Odebrecht, cuyos tentáculos llegaron a Argentina a través de una causa que investigó las supuestas irregularidades y sobreprecios en la construcción de gasoductos impulsada por el ex super ministro K Julio De Vido. “Los contactos de Pica en Comodoro Py sirvieron para que la jueza Servini cerrara ese proceso, aunque tiempo después, a pedido del fiscal Federico Delgado, la Cámara ordenó reabrirla”, recuerda una fuente judicial.
La relación de Luly con Benedittini no terminó con aquella cena en el Duhau que retrataron las cámaras de televisión. “Mantienen una relación muy fluida, no son pareja, pero se ven con frecuencia y hablan casi todos los días por teléfono; él es el que alimenta con información calificada el Twitter de Luciana”, confía a #PuenteAereo en estricto off una calificada fuente del entorno de la diva. Él es el cerebro detrás de la cara bonita, que obtuvo a cambio un reperfilamiento impensado de su imagen en un circuito que conoce a la perfección.
Las preferencias políticas del Pica parecieran hoy estar más cercanas a la oposición que al oficialismo y por eso buena parte de la data que le suministra a la impensada francotiradora es portadora de un veneno particularmente ponzoñoso contra la gestión macrista. Aunque los negocios son mucho más transversales que la ideología y Benedittini es, antes que un político, un hombre de negocios. ♣♣♣
Mauro Federico para #PUENTEAEREO https://puenteaereodigital.com