Una investigación confirmó que los tapabocas N95 adquiridos por el gobierno, han sido comprado a un precio más elevado que el normal. Según la acusación, el proveedor se presentó en quiebra y no tiene empleados.
El “The Wall Street Journal”, difundió un informe en el cual, denunció que al menos un 80 % de los pedidos corresponden a proveedores con los que el Estado federal nunca ha hecho negocios o que han tenido solo contratos pequeños. Las más de 20 millones de mascarillas N95 que las autoridades ordenaron adquirir para finales de mayo tienen un costo total de 110 millones de dólares.
La administración Trump otorgó un contrato de adquisición de barbijos por un valor ocho veces mayor que el precio habitual a la compañía “Panthera”, la cual presentó la quiebra en otoño y no empleo a nadie desde el 2018.
La empresa, afirma proporcionar capacitación táctica y “apoyo a la misión” para el Departamento de Defensa y otras agencias gubernamentales. Sin embargo, no tiene experiencia con la fabricación o el equipo médico, según informó The Washington Post esta semana.
De acuerdo con los términos del contrato, FEMA pagará a Panthera $ 55 millones por 10 millones de máscaras respiratorias N95, o $ 5.50 por máscara. Mientras 3M, uno de los fabricantes más grandes del país, cobra al gobierno entre $ 0,63 y $ 1,50 por máscara, según el modelo. Prestige Ameritech, el mayor fabricante de barbijos de EE.UU. Cobró a FEMA alrededor de $ 0,80 centavos por máscara en un pedido de 12 millones.
Según palabras de un ejecutivo de la compañía: “Hemos realizado capacitación médica del Departamento de Defensa a lo largo de los años y a través de esos contactos con esa comunidad obtuvimos fuentes de suministro para ayudar en la respuesta COVID-19”.
Las N95 están en falta desde que comenzó el brote, y la demanda de las máscaras configuradas de forma única aún no se ha cumplido, en parte porque son difíciles de fabricar. Las máquinas que las fabrican tardan medio año en construirse y cuestan más de $ 4 millones. Eso ha llevado que varios de los proveedores se retiraran.
Después de que la administración esperó hasta mediados de marzo para pedir suministros a granel a pesar de que se le advirtió en enero que se avecinaba una pandemia, ahora la necesidad es desesperada, y las oportunidades para dirigir negocios a compañías cuestionables son abundantes.