Germán Antía Montoya, investigador forense de la Universidad de Alcalá y médico necrólogo colombiano, habló sobre los daños que provoca en quienes se dedican a la conservación de cadáveres y también hizo referencia a su investigación presentada en el XIX Congreso Panamericano de Anatomía en donde destaca la importancia de hallar “nuevos preservantes libres de formaldehído”, la cual forma parte de su tesis doctoral en Ciencias Forenses.
“Muchas personas tienen lesiones por haber trabajado con formol”, comenta Germán Antía Montoya, ex decano de la Facultad de Ciencias Forenses y de la Salud del Tecnológico de Antioquía y agrega que en muchos hospitales españoles y en la Universidad Complutense de Madrid hubo denuncias de los trabajadores de la salud debido a que este químico también terminó afectando a sus familias.
“Hoy se dice que es carcinogénico o mutagénico, es decir, que produce cambios en las células y llega a alterar algunos órganos, especialmente en las madres gestantes y en las personas mayores”, manifiesta Antía Montoya y hace hincapié en que “nos invade por todas partes”. “Está presente en el alisado del cabello, en los productos para endurecer las uñas, en el papel, en las pinturas y es un tema que no solamente preocupa a la salud pública, sino también a epidemiólogos y ambientalistas”, señala.
Con más de 25 años de experiencia en el campo de la medicina forense, deja en claro que necropsia y autopsia son sinónimos y que su tarea consiste en determinar cuál fue la causa de muerte de una persona. “Los sucesos que produjeron la defunción y – si se produjeron de manera violenta o natural -, van a ser objeto de estudio de un necrólogo”, asegura y comenta que tanto en las morgues como en el sector funerario la problemática del formol está “a primera orden del día”.
“Cuando estamos trabajando lo estamos aspirando todo el tiempo y, por más que nos pongamos los barbijos, los gases quedan en el ambiente y traen muchos problemas en las vías respiratorias”, comenta Daniel Carunchio, tanatólogo y gerente general de la Cochería Carunchio-Péculo, quien trabaja en conjunto con Antía Montoya en el dictado de cursos de tanatopraxia, técnica utilizada para la desinfección y la conservación de los cuerpos.
“Es necesario encontrar una alternativa, y lo que está haciendo Germán es una investigación científica con muestras a partir de distintos productos que está muy bien encaminada”, menciona Carunchio y confiesa que tuvo que operarse varias veces por nódulos cancerígenos en las cuerdas vocales. “Se está apuntando a los conservantes naturales como el ácido acético, pero de todas formas se siguen haciendo ensayos para determinar cuál es la mejor opción”, explica el ex subdirector de la morgue de la Facultad de Medicina y pionero en tanatopraxia en la Argentina.
“Mi trabajo de investigación consiste en seguir ensayando nuevos químicos para la preservación de cadáveres y lograr que funcionen a igual costo”, asegura Antía Montoya y pone especial énfasis en que, si no se encuentra pronto una alternativa, el formol va a continuar quemando las células epiteliales de quienes estén expuestos a este químico, provocando la pérdida de la sensación de olfato, además de múltiples problemas en la piel, en la tráquea y en los pulmones.
“El formol fue el conservante más utilizado para la preparación y el manejo de los cadáveres, pero ahora comprendemos que también ha ocasionado muchísimos problemas ambientales porque cuando los cuerpos son inhumados, esos químicos terminan contaminando el suelo y el aire”, comenta Antía Montoya y hace hincapié en que las investigaciones científicas y la tanatopraxia apuntan a desarrollar nuevos líquidos que no generen riesgos ni a las personas ni al medioambiente.