Norte y refugio
Es irresistible la sensación. Sentir el aire frío de la cima, en contraste con el calor que brota del alma tras el crujir de la tierra a cada paso. La humedad de los lagos al llegar al valle, mientras la intensidad del sol te seca la piel.
Hallar la paz en el vaivén de las marmotas, en el susurro del viento, o en los rastros que indican que hay vida más allá de ti.
Y tú, que siempre buscaste tu norte, percibes de pronto que tu norte está allí, y que la inmensidad de la montaña resulta a su vez calma y refugio. Sonríes. Comprendes de pronto que hogar es eso, que hogar existe, que hogar está allí. Y te nutre la certeza que a cada paso eres un poco menos tuyo y más de la tierra. Sonríes de nuevo… la vida te acoge en un lugar precioso.
Rosa Granero tiene 36 años y ama la literatura romántica desde que era una niña.
En sus palabras: “Leer y sobre todo escribir me vacía a la
vez que me llena de una energía preciosa. He decidido compartir mis textos animada por aquellos que son pilar en mi vida; me emociona pensar que mis frases puedan remover, agitar y erizar la piel de personas que no conozco.“
Hace varios años que acumula historia breves y cuentos que hablan sobre su forma de entender la vida, así como textos íntimos que regala a personas importantes en su vida cuando siente que los necesitan.
Es maestra de educación primaria y madre separada de dos hijos deliciosos. Adora el mar y la montaña a partes iguales, la crianza respetuosa, la vida saludable, y perderse observando lento el ritmo frenético del mundo en una plaza repleta de gente.
Supone que su pasión por escuchar y analizar la han llevado a iniciarse en el mundo de la terapia, formación que justo empezó ahora.
Vive en un pueblo pequeño a las afueras de Barcelona, y su casa le parece un oasis de paz en el que se siente feliz.