La presencia del delantero le agregó un plus al partido. El equipo de Liniers jugó mejor, especialmente en el segundo tiempo. El local pegó dos tiros en el travesaño y el arquero visitante atajó dos pelotas muy difíciles. La revancha, el jueves en la Bombonera.
Había mucho morbo. Hubo poco fútbol. Y bastante más de Vélez que de Boca. Estaban Andrada y los palos conspiraron contra el local. El jueves habrá revancha en la Bombonera.
El cruce de ida de los cuartos de final de la Copa Superliga había cobrado trascendencia por la presencia de Mauro Zárate, quien transitó el camino del amor al odio de los hinchas del club de Liniers por su decisión de sumarse a las filas xeneizes.
Incluso, mientras sonó el Himno Nacional, los hinchas de Vélez no pararon de cantar en contra de su ex jugador. Ya había habido insultos cuando el delantero de Boca cuando llegó al estadio José Amalfitani.
Había expectativa en Liniers. Pero los primeros cuarenta y cinco minutos fueron muy malos. Cortados, friccionados, con pocas emociones, tuvo el control del juego Vélez, pero le faltó profundidad.
Boca, en cambio, apostó a la pelota parada. Fue un recurso repetido, pero el que más peligro generó sobre el área de Lucas Hoyos. De una pelota parada de Zárate, precisamente, llegó un cabezazo de Carlos Izquierdoz que pasó muy cerca del arco. Fue la más clara.
Vélez apostó a la salida limpia del fondo, el buen criterio de Gastón Giménez y las triangulaciones de Thiago Almada, Leandro Fernández y Matías Vargas. Los tres coincidieron en la situación más inquietante para Boca en este primer tiempo.
Fernández habilitó a Almada, Izquierdoz llegó tarde al cruce, y el pibe eligió abrir hacia la izquierda, sector en el que el Monito picaba a todo vapor. Controló mal la pelota, se le fue apenas larga y la dominó Esteban Andrada.
Después, casi no hubo jugadas de riesgo. Vélez reclamó un penal de Emmanuel Mas que no existió, una pelota que pegó entre el pecho y la axila, y Wanchope fue amonestado por simular una infracción en el área.
De la expectativa que generaba la presencia de Zárate a este espectáculo carente de situaciones de gol y buen juego, Vélez y Boca defraudaron en el primer tiempo.
En el arranque del complemento, Vélez buscó de entrada con mayor intensidad. Y en el primer instante, encontró un córner. Del tiro de esquina de Almada, Fernández metió un cabezazo que pegó en el travesaño.
Vélez siempre tuvo un poco más de ambición, pero no perforó a la defensa azul y oro. Y Boca apostó a la suerte de la pelota parada o el bochazo largo. Alfaro tomó nota y metió mano en el banco. Carlos Tevez y Jorman Campuzano ingresaron por los flojitos Cristian Pavón y Nicolás Capaldo.
Gabriel Heinze contestó con el ingreso de Pablo Galdames por Brian Cufré. Un cambio ofensivo: volante por defensor para hacer reaccionar a un equipo que suele ser profundo en tres cuartos de cancha.
Después, ingresó el pibe Alvaro Barreal por Vargas, que no había tenido un buen partido. Y creció Vélez. Y tapó todo Andrada. Primero, sacó un cabezazo a quemarropa de Galdames. Después, tapó un zurdazo del propio Barreal con una volada espectacular.
Boca aguantaba atrás. Y casi lo gana Vélez con un tiro de Nicolás Domínguez que pegó en el travesaño.
Y al final, no se sacaron ventajas. Boca no pudo conseguir el plus del gol de visitante. Vélez no pudo ganar en su casa. El jueves a las 21.10 en la Bombonera se definirá el semifinalista.