Soles
Déjame soñar muchos soles, brillando a medianoche.
No te asustes, no enloquecí. Sólo busco brillar como él.
Acurrucarme en tu pecho, sin pensar en el tiempo, en lo que pasará, dónde estarás después de mis inviernos.
No sueltes mi mano, deja que sueñe una vez y para siempre con soles.
El brillo retornando a mi piel. La brisa suave, todo amarillo; vos, yo, amarillos.
No temas, juro que no estoy loca; de estarlo, sería una locura linda. Ver soles, pararse en ellos, jugar a tocarlos, a que vuelen y alcanzarlos. A que me estiro. ¡A qué sí! Juego una carrera en la que ganó sólo por el hecho que estás conmigo.
Cerrá los ojos, ¿no ves? Allí, allí, a tu derecha, vienen en fila, uno de ellos va un poco más arriba.
Mira ahora sobre tu cabeza; están uno encima del otro, ¿no es gracioso? ¿Por qué no te ríes?
Te dije no perdí mi cordura… Sólo busco imágenes que me arranquen este dolor que trae tu partida.
Adiós. Arruinaste mi sueño, tendré que ponerme a lagrimear.
María Elena Gómez nació en Buenos Aires, Argentina. Comenzó a escribir historias que representaba con sus muñecos a los ocho años y siguió haciéndolo siempre, en forma de improvisaciones.
Actualmente escribe poesías y teatro; y participa en talleres y concursos de ambos géneros. Dado su compromiso con la realidad y con las vivencias propias y ajenas buscando una mirada diferente, en sus poemas y escritos incluye temas tales como violencia de género, niñez, hambre y vulnerabilidad social.
Recientemente publicó su primera novela, Claudio, en la editorial Ex Libris. Sus poemas se pueden leer en su cuenta de Instagram, en la que los publica todos los días y también en su cuenta de Facebook.
La imagen que acompaña a este texto corresponde a un cuadro de Nora Liliana Álvarez, Nuevos mundos, infinitos soles.